Oración milagrosa a nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

La santa virgen de la Medalla Milagrosa siempre ruega por nosotros y siempre está atenta, escuchando nuestras plegarias, y con esta oración podremos pedirle su eterna bendición para estar siempre protegidos.

Oración milagrosa a nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

Maravillosa virgen de la Medalla Milagrosa, señora de nosotros los desamparados y concededora de infinitas gracias, a ti te hago llamado para que te manifiestes ante mí y me bendigas con tu presencia, tu calor y tu luz. Bendíceme con tu gracia y concédeme un momento de tu santo don, y agradecido estaré por siempre.

Te llamo, virgen de la Medalla Milagrosa, para que me concedas el honor de estar bajo tu cuidado. Sé mi santa madre y mi protectora, sé mi guía y la luz de mis días, y no volveré a sentirme afligido ni temeré en la vida, porque sabré que mi santa madre estará siempre conmigo y me vigilará desde las alturas, y como tu hijo seguiré tu camino en la vida, y te honraré y bendeciré por siempre, y seré un ejemplo para mis hermanos los hijos de Dios, porque todos sabrán que sigo tus pasos sagrados y que mi fe podrá mover montañas.

Pide el permiso del Padre, oh santa madre, para que puedas guiarme en este mundo mundano, y así sabré que mis actos estarán guiado por el camino correcto, que estaré libre del mal y del pecado, y que mis actos siempre estarán guiados por tus manos gráciles y puras que no tienen mácula y no conocen las impurezas del pecado. Báñame con tu bendición, gloriosa señora de la Medalla Milagrosa, y purifica mi alma y mi cuerpo terrenal, para que el mal no se atreva a acercarse a mí y pueda mantenerme puro el resto del camino.

No me desampares, divina virgen, que como hijo de Dios siempre trato de obrar por el camino del bien, aunque nuestra carne impura pueda ser mancillada con facilidad, pero con tu toque sagrado me será imposible desviarme del sendero, y todo cuanto haga será bendito en tu sagrado nombre, porque siempre obraré según tus enseñanzas, que como un hijo sumiso siempre te obedeceré y te agradeceré.

Alabada seas, sagrada virgen, y que la gracia del Señor siempre esté contigo. Amén.

Al elevar esta plegaria a la santa virgen esta nos escuchará y nos protegerá en todo momento, alejando todo mal y los malos deseos que haya sobre nosotros.