4 salmos mas importantes en la vida de todo Catolico

El perdón de nuestros pecados es uno de los mayores regalos que nuestro Señor siempre está dispuesto a otorgarnos. Estos son los salmos mas importantes en la vida de todo Católico

reza Estos salmos cada vez que te enfrentes a una situación que pueda ser desagradable, porque Jehová no te abandonara mientras te acerques a él.

Salmo 91 

1 Tú que habitas al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Omnipotente,

2 dile al Señor: “Mi amparo, mi refugio, mi Dios, en quien yo pongo mi confianza”.

3 El te librará del lazo del cazador y del azote de la desgracia;

4 te cubrirá con sus plumas y hallarás bajo sus alas un refugio.

5 No temerás los miedos de la noche ni la flecha disparada de día,

6 ni la peste que avanza en las tinieblas, ni la plaga que azota a pleno sol.

7 Aunque caigan mil hombres a tu lado y diez mil, a tu derecha, tú estarás fuera de peligro: su lealtad será tu escudo y armadura.

8 Basta que mires con tus ojos y verás cómo se le paga al impío.

9 Pero tú dices: “Mi amparo es el Señor”, tú has hecho del Altísimo tu asilo.

10 La desgracia no te alcanzará ni la plaga se acercará a tu tienda:

11 pues a los ángeles les ha ordenado que te escolten en todos tus caminos.

12 En sus manos te habrán de sostener para que no tropiece tu pie en alguna piedra;

13 andarás sobre víboras y leones y pisarás cachorros y dragones.

14 “Pues a mí se acogió, lo libraré, lo protegeré, pues mi Nombre conoció.

15 Si me invoca, yo le responderé, y en la angustia estaré junto a él, lo salvaré, le rendiré honores.

16 Alargaré sus días como lo desea y haré que pueda ver mi salvación”.

 

Salmo 51 

3 Ten piedad de mí, oh Dios, en tu bondad, por tu gran corazón, borra mi falta.

4 Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame tú de mi pecado.

5 Pues mi falta yo bien la conozco y mi pecado está siempre ante mí;

6 contra ti, contra ti sólo pequé, lo que es malo a tus ojos yo lo hice. Por eso en tu sentencia tú eres justo, no hay reproche en el juicio de tus labios.

7 Tú ves que malo soy de nacimiento, pecador desde el seno de mi madre.

8 Mas tú quieres rectitud de corazón, y me enseñas en secreto lo que es sabio.

9 Rocíame con agua, y quedaré limpio; lávame y quedaré mas blanco que la nieve.

10 Haz que sienta otra vez júbilo y gozo y que bailen los huesos que moliste.

11 Aparta tu semblante de mis faltas, borra en mí todo rastro de malicia.

12 Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un firme espíritu.

13 No me rechaces lejos de tu rostro ni me retires tu espíritu santo.

14 Dame tu salvación que regocija, y que un espíritu noble me dé fuerza.

15 Mostraré tu camino a los que pecan, a ti se volverán los descarriados.

16 Líbrame, oh Dios, de la deuda de sangre, Dios de mi salvación, y aclamará mi lengua tu justicia.

17 Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza.

18 Un sacrificio no te gustaría, ni querrás si te ofrezco, un holocausto.

19 Mi espíritu quebrantado a Dios ofreceré, pues no desdeñas a un corazón contrito.

20 Favorece a Sión en tu bondad: reedifica las murallas de Jerusalén;

21 entonces te gustarán los sacrificios, ofrendas y holocaustos que se te deben; entonces ofrecerán novillos en tu altar.

 

Salmo 27 

1 El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer? Amparo de mi vida es el Señor,

¿ante quién temblaré?

2 Cuando los malvados se lanzan contra mí para comer mi carne,

ellos, mis enemigos y contrarios, tropiezan y perecen.

3 Si me sitia un ejército contrario, mi corazón no teme,

si una guerra estalla contra mí, aún tendré confianza.

4 Una cosa al Señor, sólo le pido,

la cosa que yo busco es habitar la casa del Señor mientras dure mi vida,

para gozar de la dulzura del Señor y cuidar de su santuario.

 

5 Porque él me dará asilo en su cabaña en tiempos de desdicha,

me ocultará en el secreto de su tienda, y me alzará sobre la roca.

6 Y ahora mi cabeza se levanta sobre mis enemigos que me cercan.

Jubiloso en su carpa ofreceré sacrificios con aclamaciones. Quiero cantar,

tocar para el Señor.

7 Señor, oye la voz con que a ti clamo, escucha, por piedad.

8 Mi corazón de ti me habla diciendo: “Procura ver su faz”.

9 Es tu rostro, Señor, lo que yo busco, no me escondas tu cara.

Con enojo a tu siervo no rechaces; eres tú mi defensa,

¡no me abandones, no me dejes solo, mi Dios y Salvador!

10 Si me abandonaran mi padre y mi madre, me acogería el Señor.

11 Enséñame, Señor, tus caminos, y guíame por sendero llano.

12 Líbrame del afán de mis contrarios,

pues contra mí se levantan falsos testigos que lanzan amenazas.

13 La bondad del Señor espero ver en la tierra de los vivientes.

14 Confía en el Señor, ¡ánimo, arriba! espera en el Señor.

Salmo 23  

1 El Señor es mi pastor: nada me falta;

2 en verdes pastos él me hace reposar.

A las aguas de descanso me conduce,

3 y reconforta mi alma. Por el camino del bueno me dirige,

por amor de su nombre.

4 Aunque pase por quebradas oscuras, no temo ningún mal,

porque tú estás conmigo con tu vara y tu bastón, y al verlas voy sin miedo.

5 La mesa has preparado para mí frente a mis adversarios,

con aceites perfumas mi cabeza y rellenas mi copa.

6 Irán conmigo la dicha y tu favor mientras dura mi vida,

mi mansión será la casa del Señora por largos, largos días.