oración milagrosa a los tres Arcángeles contra los enemigos

Si estás rodeado de enemigos o sientes que le vigilan o que quieren verte caer, dedica esta oración a los acrangeles para que te acompañen y protejan en todo momento, impidiendo que el mal se cierna sobre ti.

Arcángeles grandiosos que nos vigilan y nos protegen, servidores de Dios Padre bañados con Su luz y poder, hacedores de increíbles milagros y portadores de la gloria eterna, a ustedes me dirijo en este día para solicitar su ayuda y protección, pues siento que estoy rodeado de enemigos que apuntan sus garras hacia mí, tratando de lanzarse a la caza y hacerme caer.

Ustedes, acrangeles de Dios que no conocen el miedo ni la derrota, asístanme y ayúdenme a derrotar a mis enemigos, pues soy un fiel siervo de Dios y a Su servicio estoy. Desciendan un momento para apoyarme y protegerme, pues temo no tener las fuerzas suficientes para protegerme solo, mas sé que con su ayuda nada me será imposible, y con solo una pizca de su luz seré capaz de obrar maravillas mas allá de mis capacidades.

Préstame tu espada de luz pura, oh grandioso San Miguel, que con ella seré capaz de cortar la oscuridad eterna y ahuyentar al maligno y sus servidores, y mis enemigos temerán retarme cuando sepan que me asistes y que llevo luz eterna en mis manos. No me desoigas, divino San Miguel, y estaré por siempre agradecido como lo estoy todos los días, porque tú nunca me fallas.

Cédeme un momento tu manto de luz, magnífico San Gabriel, y mis enemigos quedarán cegados ante mi presencia, y no podrán verme venir cuando los abata y los haga caer, porque tu luz es tan divina que la oscuridad no se podrá resistir, y nadie osará provocarme otra vez, y mis enemigos se olvidarán de mí porque me verán presa imposible de cazar.

Camina junto a mí, oh divino San Rafaél, y cuando mis enemigos vean quién me protegen, sabrán que no lograrán nada al enfrentarse a mí, porque tú impedirás que puedan herirme o derribarme, y así sabrán que es causa perdida su intención. Sé mi sustento, oh ilustre San Rafaél, y mis energías nunca medrarán y la fatiga nunca se cernirá sobre mí, porque quien camina a tu lado nunca pierde sus fuerza, sino que a cada momento las renueva con vigor, porque tú eres medicina y pura energía.

Gracias les doy por escucharme y protegerme, y por mantener alejados a mis enemigos. Que la gracia de Dios Padre esté siempre con ustedes, y gloriosos se mantengan por los siglos de los siglos. Así sea.

Reza esta plegaria antes de dormir y luego de levantarte, y así dormirás protegido por los acrangeles y despertarás sabiendo que el resto del día estarán a tu lado cubriéndote y manteniendo alejados a tus enemigos.