Los seres humanos nunca estamos libres de tentaciones, por eso debemos acudir a la protección de los cielos, sobre todo la ayuda de la Santísima Virgen María, para que nos mantenga en el camino y nos guíe por el camino correcto.
Las oraciones son el camino mas expedito para llegar a ella, busquemos un lugar tranquilo y en paz para elevar nuestras plegarias. Te muestro una oración muy hermosa para realizar el día sábado.
Hoy pongo en ti toda mi confianza para que seas mi guía y consumadora de fe, que vas al frente indicando la ruta. Te pido que desde arriba envíes un rayo que llegue a lo mas recóndito de mi espíritu que depure, alegre, vivifique mi espíritu, para unirme a ti en la celebración de la vida.
Cuando será el momento en que llegaras a mí con tu impoluta presencia y me llenarás de gozo, hasta que esto no suceda mi vida no podrá estar completa. Aún en mi viven resquicios de esa vida mundana y peligrosa, cuando decidí irresponsablemente acceder a las tentaciones.
Las guerras internas que se suceden en mi interior no me permiten conseguir la paz, por eso vengo a rogarte para que me muestres el verdadero camino, enséñame tus obras maravillosas, que sé que existen y que están a la espera de mi arrepentimiento.
Aléjame de los enemigos que no me dejan salir de la perdición, no tengo la fortaleza para dejar el mundo que me apremia, intercede madre mía para no seguir saliendo herido. Si no colocas tu corazón en mí, no podré soportar esta lucha despiadada en contra de los demonios.
Ayúdame mi Virgen buena a pelear con todas mis fuerzas para la edificación y salvación de mi alma, pongo todo en tus manos y esperaré con mucha paciencia y humildad hasta que obres el milagro en mi, y elimines mi lado débil para no volver a caer en el abismo.
Porque confío en que atiendes las súplicas de este simple y humilde mortal, dejo todo en tus manos y confío en redimirme ante el poder de los cielos.
Amén.
Ante el peligro inminente de caer en desgracia por haberse apartado del señor, es necesario acercarse a la Santa Madre para que obre su misericordía y nos aleje del pecado. Esta oración es muy poderosa porque abre completamente el corazón de quien la eleva, por eso es muy poderosa.