Siempre hay esperanza, pero debemos estar conscientes del poder que ejerce la oración en nuestras vidas. A través de Nuestra Señora celestial podemos conseguir la paz el desasosiego que necesitamos. Te invito a rezar díariamente, este sencillo acto puede hacer una gran diferencia en tu vida.
Oración a la Virgen María
El día miércoles puedes realizar esta simple pero significativa oración para pedir y agradecer a nuestra preciosa Virgen María.
Excelentísima Virgen María, me arrodillo y me reconozco ante ti como un mortal imperfecto y me arrepiento de todos mis pecados. Solicito ante ti el perdón de los cielos, límpiame con tus lágrimas.
El día de hoy abro mi corazón y me mente para recibirte, confesarme y reconocerte como mi madre, salvadora de los espíritus desesperados. Hoy me supedito a ti, te cedo mis angustias, problemas, miedos, odios, rencores y la planificación de mi vida.
Yo me ofrezco a ser una herramienta para llevar tu mensaje a la tierra, y quiero servirte de aquí en adelante como tu siervo. Muéstrame el camino de la verdad y la rectitud para no desobedecerte ni deshonrarte.
Intercede ante las autoridades del cielo para purificar mis labios, mi lenguaje y mis pensamientos, para mantener el celo por mi fe y buscar a Dios incansablemente pase lo que pase en mi vida.
Permíteme sentir la paz aún en tiempos de tribulación, acompáñame en cualquier situación, ya sea en tiempo de escasez o mientras padezco de alguna enfermedad. Sustituye mi ansiedad por tranquilidad.
Espero con regocijo tu llegada, como un cerezo en flor, regando pétalos perfumados a tu paso, otórgame la gracia de tu presencia para sentarme en tu regazo y enjugues mis lágrimas con amorosa bondad.
Qué dicha sentiré entonces, ya no habrán lágrimas, ni gemidos de dolor, sólo sentiré tu gracia en mi corazón y podré ensalzarte porque mis penas habrán desaparecido. Podré regresar a mi faena con el corazón descansado, sin atascos ni desesperación.
Vuelve tus ojos hacia mí y lléname de fuerzas para seguir luchando, dame la seguridad de que estarás allí para cuando mis fuerzas se debiliten y necesite tu apoyo para seguir adelante. Grandiosa Virgen, gracias por el amor que me has concedido.
Amén.
Nuestra santísima Virgen María siempre está allí para nosotros. Nuestros miedos aflicciones y desesperación son atendidas a través de nuestras súplicas. Eleva tus oraciones con fe y verás recompensado tu esfuerzo.