Milagrosa Oración a San Rafael para la Protección y Sanacion

Dedico esta oración a San Rafaél, el acrangel de la sanación, con la intención de brindarte protección y buena salud tanto física como espiritual.

Milagrosa Oración a San Rafael para la Protección y Sanacion

Bendito San Rafaél, tú que ofreces protección y sanación a los desamparados, ten misericordía y líbranos de todo mal y de toda enfermedad. Concédenos tu protección y tu don de sanación para mantenernos erguidos y no tropezar en ningún momento.

Protégenos de las enfermedades, de las aflicciones y de los malos deseos de quienes nos quieren ver caer. Cura nuestras penas y préstanos ayuda para superar los obstáculos que se nos impongan, no dejándonos desamparados en medio de la oscuridad ni en los momentos de necesidad.

Yo sé que tú, oh, grandísimo San Rafaél, no desampararás a los enfermos ni a los afligidos, pues de aquellos que lo necesitan tú cuidas, porque bondadoso y misericordioso eres. Pero incluso para los que van por mal camino te pido protección, pues estos talvez mas lo necesitan, al caer en enfermedades tanto en cuerpo como en alma que puedan nublar su visión y su fe, y así necesiten quien los sane de sus malos hábitos y quien los proteja de aquellos que solo quieren hundirlos mas.

Te pido que nos ilumines en todo momento, pues tu presencia es luz que aleja la oscuridad de la maldad y de las dolencias, siendo tú un benévolo acrangel que sigue el camino del Señor y que cuida de sus hijos pecadores, pues eres bueno y misericordioso y por eso te agradecemos.

Vela por nosotros, misericordioso San Rafaél, y bienaventurados seremos y dichosos al saber que tu manto de protección nos cubre del mal que nos acecha, y aunque enfermos caigamos, fuertes nos mantendremos con tu don de protección.

Concédemos vida y salud, pues en todo momento la necesitamos y el maligno busca oprimirnos para mitigar nuestra fe, mas con tu protección divina no habrá mal que se nos imponga y de cualquier caída podremos levantarnos. Por eso te pido que no desampares a ningún hijo de Dios nuestro Señor y que siempre nos vigiles y nos mantengas bajo tu seno, cubriéndonos con tu luz protectora y tu gracia divina, de la cual todo mal físico y espiritual sabrá mantenerse alejado. Amén.

Así, espero haber aportado una pizca de luz a tu vida y haber afianzado tu fe. Deseo que tus fuerzas se renueven y sepas que siempre estarás bajo protección y con vigor reforzado.