Reza esta oración a San Gabriel con constancia para que el divino acrangel limpie y purifique tu alma, librándote así de los males que puedan estar acusando tu espíritu.
Hoy me dirijo a ti, ilustre y glorioso acrangel San Gabriel, grande entre los acrangeles, para bañes mi alma con tu luz y me purifiques, para que limpies mi espíritu de toda maleza que me esté lastrando, y para que te mantengas cerca y no permitas que el mal me ensucie ni me mancille.
Aleja de mí las malas presencias, grandioso San Gabriel, porque débiles somos y pecadores, y el malignos tiene infinitas artimañas para tratar de engañarnos de formas ingeniosas que nosotros, simples mortales, talvez no seamos capaces de ver. Mas tú, que tienes ojos celestiales que pueden ver con claridad divina otorgada por Dios Padre, no serás engañado por malvado alguno, y sabrás diferenciar el mal que nos rodea y podrás poner tu escudo frente a nosotros para impedir que nos alcance.
Oh, insigne acrangel San Gabriel, tú que caminas en el cielo al lado de Dios nuestro Señor, tú que conoces el buen camino y eres libre de pecado, danos una pizca de tu don celestial, quítanos las manchas que ensucian nuestras almas, llénanos de luz y del brillo eterno, para que nunca perdamos el camino y no medremos ante el mal.
Concédeme un momento de gloria, oh grandioso acrangel de bondad, para conocer por un momento la luz divina y sentir las maravillas celestiales. Permíteme bañarme con tu fulgor, porque sé que este limpia el alma hasta su núcleo, y barre mis pecados y deja que se deslicen de mi piel como el agua cristalina. Hazme libre de las ataduras de mis actos, y en adelante obraré a mejor, porque con tu toque celestial tendré la mente clara y sabré ver la maldad de mis actos antes de obrarlos, y sabré detenerme a tiempo porque estaré libre, con mi espíritu limpio y renovado.
Te agradezco hoy, misericordioso acrangel San Gabriel, por lo que has hecho y lo que harás, porque yo sé que tú no desoyes a los hijos de Dios Padre, y como eres un ser de bondad infinita y un guía celestial, no nos dejarás solos y abandonados, y acudirás a nosotros en los momentos de necesidad y cuando nuestras almas no estén limpias. Porque tú sabes purificar y nos bendecirás hoy y siempre, así como nosotros sabemos alabarte y bendecirte y ser siempre agradecidos. Amén.
Con esta oración San Gabriel te limpiará y te librará del mal, permitiéndote redimirte de tus pecados. Dedícasela siempre que sientas que algo te ensucia el alma y sigue obrando dentro del camino de Dios.