El sufijo “el” que forma parte de su nombre se utiliza atribuyendo su significado hebreo, es decir “Dios”, lo que le confiere gran divinidad a su nombre y lo ha vuelto un sufijo popular para muchos otros nombren que adquieren un significado trascendente.
El arcángel San Miguel es venerado en el cristianismo con gran convicción, esto debido en su mayoría a las lecturas del Nuevo Testamento y las partes que lo mencionan en el Antiguo Testamento, donde se le confiere gran importancia en los reinos de los cielos y una jerarquía de la más alta entre los ángeles y demás seres divinos de Dios. Esto se puede apreciar en el libro de Apocalipsis, donde se pueden leer las siguientes palabras:
“Hubo un gran combate en los cielos. Miguel y sus ángeles lucharon contra el Dragón. También el Dragón y sus ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya lugar en el Cielo para ellos. Y fue arrojado el Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Díablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él.” (Apocalipsis 12, 7-9)
Y en otro versículo de la Epístola de San Judas, se menciona también a San Miguel, donde se le atribuyen ciertos cultos de las diversas tradiciones judías. Es este fragmento se pueden apreciar las siguientes palabras:
“Cuando el arcángel Miguel disputaba con el díablo, la posesión del cuerpo de Moisés, no se atrevió a decir maldición sino que dijo: «El Señor te reprenda.»” Epístola de San Judas (ver. 9)
Con todo esto se puede apreciar que el arcángel San Miguel es grande en la jerarquía celestial, siendo considerado como el jefe de los ejércitos de Dios y quien tiene bajo su mando a incontables legiones de ángeles. Se le han atribuido con ello incontables hazañas, como la de haber derrotado en cada batalla a Satanás y haberlo desterrado siempre hacia su morada en las profundidades.
Gracias a todos estos atributos y a sus cualidades, es considerado como el protector de la Iglesia Católica para los cristianos, y como el abogado del pueblo elegido por Dios. Esto lo vuelve un patrón a nivel general en la fe cristiana y un ser altamente venerado por encima de otros de su misma jerarquía, a quienes los creyentes recurren con plegarias y oraciones de protección en todo momento.
Se le dedica una fiesta el día 29 de septiembre cada año, hecho que inició en el año 1970 y ha continuado desde entonces, compartiendo la celebración junto a los dos célebres arcángeles San Gabriel y San Rafaél.
Como parte de los arcángeles es considerado como el primero, debido a su importancia y a sus hazañas, siendo seguido por Gabriel, Rafaél y Uriel, quienes son los más populares ante la fe cristiana en orden después de San Miguel.
Gracias a todo esto y a la figura con que se le representa, es generalmente plasmado en el arte con brillante armadura y con la postura de un general romano, con lanza o espada en mano y amedrentando a un dragón o a un demonio. Esto le confiere una grandeza digna del más grande guerrero y lo vuelve invencible a ojos de quienes aprecian su arte. Aunque también se le ha sabido representar colocando las almas en una balanza dorada, lo que se puede entender en la tradición cristiana como un símbolo de que San Miguel estará presente en el Juicio Final como el que medirá los pecados de las personas para juzgarlos por sus acciones.
Pero su grandeza y su popularidad no están limitadas únicamente a la Iglesia y a los fieles, pues incluso en la antigüedad las diversas autoridades eclesiásticas y de altos cargos en los antiguos gobiernos reconocieron las diversas cualidades con que se representaba, aceptando la gloria de San Miguel y su poder divino. Esto se puede apreciar en el caso del antiguo emperador Constantino, quien aceptó los hechos de las diversas hazañas de San Miguel de haber derrotado a todos sus enemigos y haber vencido al maligno, por lo cual el mismo emperador mandó a edificar una gran iglesia en homenaje al arcángel: la iglesia Michaelion en Sosthenion.
Como dato relevante a las diversas apariciones y hechos históricos relacionados con San Miguel, cabe destacar que este fue uno de los tres que anunciaron a Abraham la llegada de Isaac, y que además profesó a Lot la destrucción de Sodoma y Gomorra.
Otra de sus apariciones míticas y populares en el cristianismo es la que se le atribuye en la Edad Medía, donde apareció en el Monte Gargano. Gracias a ello se le erigió una estatua de bronce ubicada en la cima del Castel Sant’Angelo, mimetizando aquella aparición frente al papa Gregorio Magno.
Y en el año 1884, el día 13 de octubre, se cuenta que apareció frente al papa León XIII, siendo en esta ocasión a través de una visión espiritual en la cual dicho papa pudo observar al maligno y sus huestes de demonios desafiando al Altísimo y amenazando con destruir los cimientos de su Iglesia. Fue entonces cuando en su visión apareció el arcángel y luchó contra Satanás para arrojarlo de vuelta al infierno después de una humillante derrota de manos de San Miguel. Esto provocó que el papa escribiera una oración al arcángel y la difundiera por todo el sacro centro a través de los obispos después de cada misa.
También se le apareció a otras figuras populares, como Juana de Arco y Santa Margarita. Hubo muchas otras apariciones donde se dice haber visto al arcángel, demostrando que ha seguido en activo a lo largo de los tiempos.